Estimados amigos: Revisando detenidamente la portentosa colección de la revista “Catolicismo” —editada en el Brasil desde el mes de enero de 1951 hasta nuestros días, y cuyos 815 números se encuentran ahora disponibles en Internet— me deparé con un interesantísimo artículo escrito por el recordado Prof. Fernando Furquim de Almeida (1913-1981) sobre el más querido e ilustre de los peruanos. Bajo el título de Fray Martín de la Caridad, Como bien queda reflejado en sus escritos, el Prof. Furquim se caracterizó en vida por su aguda inteligencia, gran distinción, afabilidad en el trato y finas dotes diplomáticas. Valga también la presente transcripción como un justo homenaje a quien practicó en nuestra tierra la heroicidad de las virtudes cristianas y nos dejó con su ejemplo el más precioso de los legados. Gran devoto de María, a quien consagró su vida en el convento de Nuestra Señora del Rosario, fray Martín —desde el cielo en donde goza de la visión beatífica— se encantará particularmente con dos de los artículos que componen el presente número de Tesoros de la Fe. El primero, de la sección Página Mariana, donde nuestro colaborador John Horvat nos introduce en “El maravilloso mundo de las flores de la Virgen”; y el segundo, de la sección La Palabra del Sacerdote, en que Mons. Villac responde a un interrogante que cobra renovada actualidad: “¿La pobreza es el centro del Evangelio?” Deseándoles a ustedes una grata y provechosa lectura, me despido hasta el próximo mes. En Jesús y María, El Director
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Fray Martín de la Caridad ¡Gloria inmortal a tu bendito nombre! |
Señor de los Milagros Por los años de 1651 descubrió la piedad una sagrada efigie de un crucifijo en una pared antigua... | |
En ningún caso es lícito inducir a otro a pecar En una sociedad paganizada como la actual, el bien y el mal coexisten —por desgracia, con un mayor predominio del mal— como en la parábola de la cizaña y el trigo... | |
Cristo en la tempestad del mar de Galilea Sobre el mar de Galilea, ese lago de agua dulce normalmente caluroso y tranquilo, soplan repentinamente vientos fuertes desde el desierto, que levantan olas de hasta tres metros de altura... | |
Parábolas de las diez vírgenes y el rico Epulón Para animarnos a mirar con solicitud todo aquello que atañe a nuestra salvación, el Salvador propuso la parábola de las diez vírgenes, de la siguiente manera: El reino de los cielos es semejante a diez vírgenes, que salieron con sus lámparas a recibir al esposo y a la esposa. Cinco de ellas eran necias y cinco prudentes... | |
Jesús en lo alto del Calvario Entre las muchas virtudes de que Jesús dio brillantes pruebas en su pasión, descuella el valor con que sufrió tantos dolores sin pronunciar una sola queja y, aún más que esto, el amor que profesaba a los pecadores... |
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