Luis Sergio Solimeo EL MOVIMIENTO HOMOSEXUAL añadió a su acrónimo "LGB" la "T" de "transexual", en una especie de "frente común" de todas las anomalías del comportamiento sexual. Por eso el acrónimo crece cada vez más, por ejemplo, "LGBTTQQIAAP" (Lesbian, Gay, Bisexual, Transgender, Travestite, Queer, Questioning, Intersex, Asexual, Ally, Panssexual). La inclusión del llamado "transexualismo" o "transgenerismo" en la campaña homosexual muestra el aspecto ideológico que esa anomalía desempeña en la actual "guerra cultural", que está transformando nuestra civilización por medio de la destrucción de la moral basada en la ley natural y divina. Imposibilidad biológica "Es imposible fisiológicamente cambiar el sexo de una persona", "una vez que el sexo de cada uno está codificado en sus genes — XX para la mujer, XY para el hombre", explican Richard P. Fitzgibbons, M.D., Philip M. Sutton, Ph.D., y Dale O'Leary en un documentado estudio. "La cirugía apenas puede crear una apariencia del otro sexo", pues la identidad sexual, "está escrita en cada célula del cuerpo y puede ser determinada por medio de la prueba del ADN, pero no puede ser alterada".1 Lo mismo afirma el Dr. Joseph Berger, psiquiatra y neurólogo de renombre: "La cirugía cosmética no hará que un hombre se vuelva mujer, capaz de menstruar, ovular y tener hijos. La cirugía cosmética tampoco hará de una mujer un hombre, capaz de producir esperma que puede ser unido al óvulo de una mujer y fertilizarlo para producir un bebé".2 El deseo de "cambiar de sexo" tiene su raíz en disturbios psicológicos, problemas de personalidad o morales. Es por ello que el doctor Paul R. McHugh, que dirigió el departamento de psiquiatría del Hospital Johns Hopkins, de Baltimore, después de muchos estudios en cooperación con otros psiquiatras, afirmó que llegó a la conclusión de que "realizar alteraciones quirúrgicas en el cuerpo de esas desafortunadas personas era colaborar con su desorden mental en vez de tratarlo".3 "En la médula del problema del transgénero está una confusión sobre su naturaleza", explica y afirma que "el 'cambio de sexo' es biológicamente imposible". Las personas que se hacen operaciones "no cambian de hombre a mujer y viceversa. Antes, se vuelven hombres afeminados o mujeres masculinizadas". Por lo tanto, concluye, "defender que se trata de un derecho civil y favorecer tales cirugías es, en realidad, colaborar y promover un desorden mental".4 La "teoría de género" y el transgenerismo La difusión de la "teoría de género" (gender theory) no solo ayudó enormemente al progreso del movimiento homosexual, sino que tiende a "normalizar" el pretendido cambio de sexo. Esto porque, según esa teoría, el sexo de una persona no sería determinado por su componente biológico y genético sino por el modo cómo uno se considera a sí mismo. El "género sexual" sería fruto de "una elección", de una "orientación" asumida por una persona. Entonces, ¿por qué no adaptar el proprio cuerpo, mediante operaciones y hormonas, para asemejarlo al del sexo elegido? Según la Dra. Marguerite Peeters, profesora de la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma, "en 1955, un psiquiatra americano, John Money, introdujo el concepto de 'papel sexual' (gender role) para distinguir la identidad sexual biológica del papel social que el individuo escoge para representar independientemente de su identidad biológica. En seguida, hubo dos corrientes que llevaron el concepto a su cabal desarrollo: la corriente feminista y la corriente homosexual". A través de esa teoría, concluye ella, "se está deconstruyendo la identidad masculina y femenina".5 Rebelión contra Dios La imposibilidad de cambiar el sexo con que se nace no contraría solamente la realidad biológica; ella se enfrenta sobre todo con la voluntad de Dios. Nadie nace hombre o mujer por mera casualidad, sino en virtud de los inescrutables designios de la Divina Providencia, conforme se puede leer en el profeta Jeremías: "Antes de formarte en el vientre, te elegí".6 Por lo tanto, hace parte de los planes de Dios, de la sabiduría divina que ordena todas las cosas,7 que unos nazcan hombres y otros mujeres e ir contra los designios divinos es un acto de rebeldía contra el Creador. La diferencia de los sexos es un reflejo de la perfección divina y tiene como fin la realización de los planes de Dios con relación a la humanidad: "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios los creó, hombre y mujer los creó. Dios los bendijo; y les dijo Dios: 'Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla'".8 Así, en lo que concierne a las personas que tienen problemas de confusión con relación al propio sexo, la caridad cristiana impone que se las ayude, con respeto y compasión, no para aumentarles la confusión en que viven, o darles una falsa solución quirúrgica, sino para que salgan de ella. La caridad "goza con la verdad" dice San Pablo,9 y por lo tanto la misericordia nunca puede contraponerse a la verdad, pues solo la verdad nos hará libres.10
Notas.-
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