Eduardo Dufaur
La causa de canonización de la reina Isabel de Castilla, la Católica, aguarda “la oportunidad de su beatificación”, declaró el padre José Luis Rubio Willen, responsable de su proceso canónico, a Infocatólica. La causa se abrió en 1967 en Valladolid, la diócesis donde falleció, y desde entonces acumula más de veinte tomos de documentación histórica y testimonios de favores concedidos. Entre ellos el prodigio que permitiría su beatificación: “un sacerdote con un cáncer de páncreas muy avanzado se recuperó por un milagro atribuido a Isabel”, conforme lo detalló Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo. La canonización únicamente espera la aprobación del Papa. A su vez, la Comisión Isabel la Católica continúa fomentando su culto entre los fieles. “Hemos difundido estampas y editado libros y vídeos, y hemos realizado simposios para darla a conocer más. Nuestro objetivo es que la gente la vea santa, la venere y se acoja a su intercesión”, señala Rubio Willen, quien afirma que su propria conversión es obra de la reina. Poco a poco, siguen llegando relaciones de favores, como el enviado a Roma sobre un joven con cáncer al pulmón que, cuando iba a ser operado, los médicos descubrieron que el tumor había desaparecido. La causa, sin embargo, es fuertemente cuestionada porque la reina Isabel la Católica encabezó la cruzada para expulsar a los últimos moros que habían invadido el reino de Granada, el cual siempre constituyó una parte preciosa de España. Hoy en día, cuando se abren temeraria e indiscriminadamente las puertas de Europa, dicha cruzada es evidentemente incómoda por ser antiecuménica. La reina asimismo desterró de la península a los judíos que no querían abandonar sus falsas creencias. Por otra parte, asumió los gastos de la expedición de Cristóbal Colón que descubrió América, pero que los comuno-tribalistas condenan por la consiguiente cristianización y civilización de nuestro continente americano. Por todo ello, si el proceso llega a tener un feliz desenlace, “se va beatificar a la reina más grande de la historia universal”, defiende el eclesiástico promotor de la causa. No hay otra mujer como ella, aunque hayan existido varias reinas santas. Con Isabel, cambió la historia y cambiaron los mapas con la evangelización de América, agregó. Para el responsable de su proceso, la reina “nunca trabajó para sí misma y engrandecerse, sino para engrandecer a todos sus súbditos, incluidos los indios, a los que quiso equiparar en derechos a los españoles”. En lo eclesiástico, Isabel I desempeñó un papel de “capital” importancia, pues “realizó una reforma del clero secular y de la vida consagrada que la hicieron precursora del Concilio de Trento”. Al terminar la entrevista, el padre Rubio Willen esbozó de qué manera los cristianos en la actualidad pueden imitarla: “Ella siempre fue ella misma y fue con la verdad por delante. No tenía una doble vida, fue una mujer de una sola pieza”.
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